Naranjita Vampiro
Una historia de DANIEL RIOS
En el huerto olvidado, donde la luz del sol apenas se filtraba entre las ramas, vivía una naranja solitaria y marchita. Era diferente a las demás, pues había adquirido un oscuro poder: podía drenar el vibrante color de otras naranjas. Cada vez que encontraba una naranja jugosa y de un naranja brillante, se arrastraba en silencio, se aferraba a su piel, y lentamente absorbía su color hasta dejarla pálida y sin vida.
Las naranjas del huerto comenzaron a temer la llegada de la noche, cuando la naranja vampira merodeaba, buscando robarles su vitalidad.
Sin embargo, un día, la naranja vampira se topó con una naranja tan luminosa y cálida que, al intentar drenarle el color, se dio cuenta de algo asombroso: la luz de esa naranja no se extinguía. En lugar de debilitarse, compartía su color con la vampira, volviéndola cada vez más brillante. La naranja vampira, conmovida, comprendió que no necesitaba robar para sentirse viva.
A partir de ese momento, en lugar de drenar, decidió compartir su propio brillo con las demás, y poco a poco, el huerto recuperó sus colores. La oscuridad se disipó y todas las naranjas se volvieron más resplandecientes que nunca, recordando que, a veces, la verdadera fuerza está en dar, no en quitar.